1 Caribou – Suddenly
Daniel Snaith bajo uno de sus múltiples proyectos al que bautizó con el nombre de Caribou hizo uno de los discos de la década bajo la bandera del pop electrónico de excelente manufactura, una obra que abre con la declaración de principios llamada Sister, una canción que inicia con un piano y una sucesión de beats en trasfondo apoyados de una letra maravillosa, en You And I va con todo en la búsqueda de una pieza memorable y lo consigue, una base de percusión sólida como el acero le abre paso a una armonía de teclados y una vez más una letra efectiva, este Canadiense demuestra un dominio absoluto del piano al hacer piezas basadas no en el beat sin alma sino en notas realísticas e inspiradoras, como en Sunny’s Time o en la grandiosa Lime (una canción típica de electrónica para el verano), también hay espacio para lo bailable en New Jade (con un beat de voz muy efectivo) y en Home apuesta por una base rítmica más verdadera, hay belleza en Like I Loved You y en Magpie y un experimento sonoro muy fresco en Ravi (un tema muy agradable y de la línea festiva que tanto maneja en este proyecto), un trabajo artístico completo desde donde se le vea, tiene de todo, es un collage sonoro impecable y con una producción limpia y prístina, el disco del año sin duda de la música electrónica.
2 Mary Lattimore – Silver Ladders
Hay una extrema belleza en lo que esta artista plasma en sus canciones, es una eminente arpista que se aventuró al mundo del pop electrónico, esta mezcla junto con su enorme conocimiento armónico puede crear canciones hermosas como Til A Mermaid Drags You Under, en Sometimes He’s In My Dreams elabora una trama de notas dulces con su arpa y deja de lado los beats electrónicos para una auténtica poesía, en Don’t Look persigue la pregunta primordial sobre la existencia y cierra el disco con la bien lograda Thirty Tulips, una obra para oidos delicados que aprecian la electrónica desde otro punto de vista.
3 The Soft Pink Truth – Shall We Go On Sinning So That Grace May Increase?
Drew Daniel es un artista enorme de la escena electrónica, con un cuarto disco sólido y con una prupuesta que va más allá del beat y de los samplers comunes para entregar un trabajo muy elaborado, lleno de atmósferas sonoras con propuesta, desde la introspectiva y enigmática Shall, pasando por un bajo excelso en We que es ambientado por finos beats y una percusión a toda velocidad, en Go repite la fórmula básica de una introducción larga y una melodía pringosa, llegando al mejor instante en Sinning, un disco muy etéreo construido de forma mística que nos muestra un lado de la electrónica pocas veces explorado y valorado.
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